D. Von Totenkopf

Mexicali, Mexico

Un día quise caminar entre los inmortales, y me purifiqué de toda posesion material para ganar el derecho, pero guardé soberbia en mi corazon, y La bella gargola que podia convertirme en un dios, entonces sólo quiso convertirme en escombro, al robarme mi última posesion.

Para perfeccionar mi estrategia, lidié con los mejores, defendiendo ferozmente a mi soberano, al mando de sus ejércitos. Pero una niña de 6, 14, 26 me enseñó la virtud de la humildad al capturar mi reino con sólo un peón.

Divagué con las ninfas, me burlé de los sátiros, bebí con Baco, navegué con los argonautas; canté y departí con las musas, profané con mi lujuria los cuerpos consagrados a Zeus.

Miré a Helios a los ojos y descendí al Hades 3 veces creyendo rescatar a quien amaba, y 3 veces escalé con su cuerpo inerme a mis espaldas las cumbres del Olimpo, compartiendo 3 veces también la maldición de Sísyphos.

Hoy esa escarpada cima lleva el nombre de mi leyenda.

Fiel creyente en la resurrección del Fenix, mis cenizas aguardaron entre las rocas, hasta que en una llamarada, mis restos se levantaron, no para sentarme entre los inmortales, sino para emprender la aventura que haría todas mis anteriores hazañas sólo un recuerdo de un sueño inquieto.

Camino ahora hacia Dante, quien me guiará a la verdadera redención, sólo agradeciendo el milagro ocurrido en ese lecho de rosas que hoy da nueva luz a mi vida.

Como Virgilio primero, ahora Dante guía mis pasos.