Jeihhco Castaño, un joven paisa residente de la Comuna 13, es una de esas voces valientes que se niegan a diluirse en el miedo, a no tener la oportunidad, a pudrirse entre violencia y pobreza. Rapero, visionario y gestor cultural, esas son las credenciales de un chico que pretende crear a través de rimas nuevas vidas y armar entre pistas y fraseos un futuro. Después de masticar la cinta y el mensaje de un casete de Public Enemy y de sobrevivir a las operaciones militares Mariscal y Orión, este hombre andariego de lengua desenvuelta generó, junto a parceros y la organización ymca, una red de jóvenes llamada Élite Hip Hop. Esta iniciativa, que vinculó a grupos de rap y a más de 70 jóvenes de las comunas, “le apuesta a llevar a cabo una revolución sin muertos, una revolución que es a través del arte y que se aferra a la música para arrancarle cada vez más almas y más vidas a la violencia que afecta a las comunas de Medellín”. Esa apuesta subversiva y de transformación, se convirtió en el 2004 en

El festival Revolución Sin Muertos, gestado por Jeihhco y Hip Hop Élite, en el que durante dos días jóvenes y grupos de rap locales, nacionales e incluso de otras latitudes, se ponen cita para lanzar consignas políticas, críticas y propuestas con el micrófono en la mano. Pensamientos que se aferran a la no-violencia y que creen en la cultura como el medio más poderoso para llevar a cabo cambios de peso. Entre los grupos que asisten cada año a ese festival se encuentra C15, el acto callejero, social y lírico de este paisa frentero, con el cual crea canciones y d i s c o s, a s í c o m o proyectos de vida y recuperación. El mejor ejemplo es el semillero de 14 niños de la comuna a quienes enseñan a cantar, a escribir, a rapear. “C15 hace música para generar conciencia. Nuestra apuesta es por un cambio social positivo, que se aferra a los sueños, que es aquello que nunca podrán matar”.