Ferran Pérez Vivancos
Artist in Barcelona, España
Ferrán Pérez Vivancos (Barcelona, 1946) se graduó en Artes Aplicadas y Diseño gráfico en 1968. Fue profesor titular de diseño gráfico en la Escuela Massana de Barcelona donde, anteriormente, había cursado sus estudios. Durante unos años, estuvo compaginando la enseñanza con el grafismo en diferentes estudios de diseño de Barcelona hasta que, en 1982, creó su propio estudio de diseño. Paralelamente a su faceta como grafista, desarrolló un gran interés por la pintura que llevó a la practica ya desde muy pequeño. Tras varias décadas dedicadas a la creación, y de participar en diferentes exposiciones colectivas , cuenta con cientos de obras terminadas; algunas de ellas se encuentran en colecciones privadas en Barcelona, Alemania y Sudamérica donde su obra es especialmente apreciada.
Aunque la influencia de los grandes referentes cubistas, tales como Juan Gris, Georges Braque, Pablo Picasso y Francesc Subarroca es más que evidente a lo largo de toda su obra, él supo encontrar su propio lenguaje pictórico y estético convirtiendo su trazo y su paleta en algo muy característico e identificable.
En su arte, subyace un matiz más cerebral y racional y con él, juega a crear, construir y deconstruir libremente la realidad. No existe un único punto de vista, se observa todo a través de un prima, representando los objetos y narrando las historias con sus múltiples perspectivas. El espectador ya no puede contemplar la obra sin más, sino que tiene que reconstruirla en su mente para poder comprenderla. La observación es su fuente de inspiración. Aquello que ve o le sugiere algo, es aquello con lo que se identifica a la hora de pintar. Considera todas y cada una de sus obras como una aventura personal, como un nuevo terreno de exploración.
Huye de las pretensiones. Experimenta y plasma lo que a él le apasiona sin querer agradar a los demás. Cada una de sus obras es una aventura personal, un terreno de exploración y convergencia entre arte y realidad. “Lo peor que me pueden hacer es pedirme un encargo. Es la peor forma de cuartar mi libertad. Me gusta pintar lo que me apetece a mí. Si a mí me gusta, es posible que le guste a más gente. Por el contrario, si me hacen pintar algo que no me apetece, seguro que no le gustará a nadie”.