Goizeder Azúa

Tengo un nombre vasco, difícil de pronunciar. Por eso muchos me dicen Goi. Hay quienes también bromean conmigo y me llaman Godzilla. Yo simplemente sonrío, qué vamos hacer. Me llamo Go-i-ze-der, en euskera (lengua vasca) significa ¨bello amanecer¨. Mi papá es de origen vasco y mi mamá es de Caripe, estado Monagas. Viví una infancia increíble entre campos de caña de azúcar en Yaracuy, lugar donde nací. A los seis años llegué a Valencia. Allí practiqué gimnasia rítmica por más de nueve años y fui miembro de la selección de Carabobo y de la selección de Venezuela. Soñé con ir a unas Olimpiadas. A los 16 pruebo con el modelaje y a los 18 viajé a Londres como Miss Venezuela en el Miss Mundo 2002. En el 2003 me coronan en Tokio como Miss International. Al año siguiente comienzo mis estudios de Comunicación Social y en seguida me contratan para conducir un programa de aventura transmitido por Globovisión. Por tres años viajé por Venezuela en un vehículo 4x4. Conocí pueblo, conocí realidades. En paralelo trabajé como locutora y productora radial, experiencia que me otorgó visión e inspiración. Una buena jugada de la vida de la mano de mi esposo me lleva a Australia. Allí me hice bilingüe y culminé con grado de distinción mis estudios en Comunicación. Conocí de cerca un lado del planeta maravilloso. Admiré un estilo de vida sencillo y educado, con aires de prosperidad. Nadé en mar de cocodrilos y tiburones y recorrí poblados ancestrales. Me devoré una ciudad desde la altura de mi bicicleta. Materialicé un sueño y viajé a Camboya como voluntaria en un orfanato. Desde Australia di un salto de canguro hacia Estados Unidos. Ya mi bebé iba en mi vientre. Era 2011, el año en que recibí la mayor bendición.

LLegó el 2013 y con ello un nuevo porvenir. Ya de vuelta en mi tierra, después de más de cuatro años fuera, vengo cargada de familia, historias, estudios, experiencias... Regreso para seguir creciendo y para hacer país. Y aunque algunos duden que Venezuela es el mejor país del mundo, pues yo les aseguro que en ningún lado del mundo el atardecer es tan bonito como el que se ve en el llano. Que nuestro cerro El Ávila es la cobija más bella que pueda arropar a una ciudad... La felicidad es querer lo que se tiene. Por eso estoy aquí.