Jill Arcaro Gordon

Soy dinámica, inquieta y sensible a la calidad, tanto artística como humana. Me interesa el bienestar y disfruto del yoga, el baile y los masajes. Me considero una persona renacentista y paradójica: no soy apegada, pero sí constante. En las relaciones, busco sinergia y me apasiona la convergencia entre ciencia y espiritualidad.

Nací en California, de padres bostonianos, y estudié Historia del Arte en Boston University. Luego, completé Filología Lingüística en la UCM. Fui una buena estudiante, lo que me permitió escribir una tesina y hacer cursos de doctorado, pero decidí dejarlo para enfocarme en los negocios, donde me siento más realizada. Tengo una fuerte vena empresarial. Apoyo las nuevas tecnologías, lo que me llevó a fundar cinco páginas web y tres empresas. Me entusiasma lanzar proyectos, siempre explorando nuevas fronteras más allá del status quo. Fui finalista en el Premio a la Innovación GoAbroad por mi Programa de Prácticas Profesionales en Cuba.

En 2013, pasé seis meses en Tailandia, obteniendo un título como profesora de masaje tailandés. Soy más feliz cuando mi trabajo me permite desarrollar múltiples talentos. Aprendo de manera generalista y a través de la experiencia, porque creo que las palabras no enseñan.

Disfruto conocer gente y salir, pero también soy tranquila en casa. Desde 2008, medito diariamente. Aprovecho cada minuto del día, aunque a veces parezca que no estoy haciendo nada. Soy amiga de los animales, no fumo y me considero cariñosa. Desde la niñez, he estado muy conectada con el sentido del tacto, que es mi sentido predominante. Solo me motivo y aprendo a través de experiencias positivas. Creo en el karma, en que creamos nuestra propia realidad. Valoro el amor y el positivismo, y trato de practicarlos siempre que puedo. Quiero vivir con sonrisas, amar y reír, porque creo que esa es la clave para la felicidad.

Me gusta la compañía, pero también soy independiente. Disfruto de la vida en pareja, aunque considero vital conocerse y trabajarse a uno mismo en soledad. No me gustan las personas desordenadas, críticas o excesivamente analíticas, ni los juicios ni la intolerancia.

Siempre busco evolucionar, y seguiré afinando mi camino y mi historia.