TENGO (MÁS DE) UN SUEÑO

Estaba Martin Luther King pronunciando en Washington sus famosas palabras “tengo un sueño”, cuando la comadrona informó a mi madre de que, con el primer llanto de mi hermano, había otro ser asomado a este mundo: yo. Y debí apropiarme de esa recomendable intención, la de tener sueños, porque no he dejado de tenerlos desde entonces.

Me apasiona la entomología y hace varias décadas que vivo en el campo, donde las mariposas decoran el paisaje y los mosquitos tigre decoran mis pantorrillas. Tengo una preciosa hija, Lluna, que tiene la facultad de influir sobre mí con el mismo poder adolescente con el que el satélite influye sobre las mareas.

Empecé a escribir cuando aún era un púber. A día de hoy tengo publicados el libro de relatos “Seis libélulas” y la novela “El Círculo XY” (Unaria) que ha alcanzado la segunda edición. He sido finalista en el concurso de microrelatos “nº pi” y han incluido algunas de mis narraciones en antologías de distintas editoriales.

Estudié para maestro de ciencias. Mi interés por la psicología me ha ido encaminando en mi profesión: la de ayudar a las personas a conseguir sus metas laborales (vulgarmente se conoce como Dirección de Recursos Humanos). Me titulé en psicoterapia Gestalt y en Coaching. También cursé el máster de Prevención de RRLL, con predilección por los riesgos psicosociales.

Imparto clases en diferentes MBAs y másteres de RRHH en universidades y escuelas de negocios, en las que pongo toda mi alma y parte de mi tiempo libre. El resto de mi ocio lo invierto en múltiples cosas: el huerto, mi familia y amigos, mis otros amigos (los insectos), los viajes a lugares que requieren muchas vacunas, la literatura, el deporte (si lee esto mi jefe pensará que no trabajo) y en colaboraciones diversas: soy miembro de la Junta Directiva del Club de RRHH de Castellón, de la Comisión Laboral de ASCER y de la Mesa Negociadora del Convenio de Cerámica. También he colaborado como ponente en algunos Congresos y con artículos en publicaciones de RRHH.

Creo que somos los fabricantes de nuestro futuro y que atraemos a los acontecimientos y a las personas con la energía del pensamiento, creo que nuestra piel no nos separa del resto de la naturaleza sino que somos un todo integrado y, puestos a creer en cosas trascendentes, creo que el Atco de Madrid ya ha perdido su condición de “pupas” sin dejar de ser un equipo especial.